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La contaminación férrica es el depósito de pequeñas partículas metálicas que se adhieren a las superficies de los vehículos. Estas partículas provienen, en su mayoría, del desgaste de las pastillas de freno (ferodo), restos de polvo industrial, limaduras metálicas y partículas de la carretera. También pueden proceder de otras fuentes, como los raíles de ferrocarril, especialmente si el vehículo circula o permanece estacionado cerca de vías ferroviarias.

Aunque su tamaño es minúsculo, su impacto en la superficie de un vehículo es significativo. Con el tiempo, estas partículas metálicas reaccionan con el oxígeno y la humedad del ambiente, iniciando un proceso de oxidación que puede generar corrosión. Este daño no solo afecta la apariencia del coche, dejando puntos de óxido visibles, sino que también puede comprometer la integridad de la pintura, creando pequeños orificios que pueden extenderse si no se tratan adecuadamente.

Eliminar la contaminación férrica es crucial para mantener la pintura y las llantas en buen estado, evitar el desgaste prematuro y asegurar que los tratamientos protectores, como ceras o sellantes, se adhieran correctamente a la superficie.

Dónde se adhiere la contaminación férrica

La contaminación férrica puede acumularse en varias partes del coche debido a la exposición constante a partículas metálicas del ambiente. Las áreas más comunes donde se adhiere son:

1. Pintura:

  • Es la superficie más afectada, especialmente en las zonas bajas del coche, como los paneles laterales y el paragolpes trasero.
  • Las partículas metálicas no solo se depositan en la superficie, sino que llegan a incrustarse en los poros del barniz o la pintura. Esto hace que sean difíciles de eliminar con una limpieza convencional, y con el tiempo pueden reaccionar con el oxígeno, generando oxidación que daña la capa protectora.

2. Llantas y ruedas:

  • Las llantas suelen ser un punto crítico debido a su proximidad a las pastillas de freno, que generan grandes cantidades de partículas metálicas durante el frenado.
  • Estas partículas se incrustan en la superficie de las llantas, dificultando su limpieza con métodos convencionales.

3. Cristales y cromados:

  • Aunque menos común, la contaminación férrica también puede depositarse en los cristales, especialmente en la zona del parabrisas, donde el polvo se asienta constantemente.
  • Los elementos cromados, como rejillas o molduras, también son susceptibles de acumular partículas si no se limpian regularmente.

Cómo afecta la contaminación férrica a la pintura

La contaminación férrica puede causar una serie de problemas en la pintura de tu vehículo si no se trata a tiempo. Las partículas metálicas incrustadas en los poros de la pintura y el barniz reaccionan con el oxígeno y la humedad del ambiente, iniciando un proceso de oxidación. Este proceso afecta tanto la estética como la integridad de la pintura:

1. Oxidación y corrosión:

  • Con el tiempo, las partículas metálicas oxidadas generan pequeñas manchas de óxido visibles en la superficie, generalmente en forma de puntos amarillos, naranjas o marrones.
  • Si no se eliminan, estas partículas pueden perforar la capa de barniz y comenzar a deteriorar las capas inferiores de pintura, causando daños permanentes.

2. Daño a la protección de la pintura:

  • La contaminación férrica reduce la capacidad de protección de ceras, sellantes o recubrimientos cerámicos, ya que dificulta su adherencia. Esto deja la pintura expuesta a otros contaminantes ambientales, aumentando el riesgo de daños.

3. Estética comprometida:

  • Las manchas de óxido y las irregularidades en la textura de la superficie afectan el brillo y el acabado general, dando al vehículo un aspecto descuidado.

4. Mayor riesgo de microarañazos:

  • Si estas partículas no se eliminan antes de lavar o pulir el coche, pueden actuar como un abrasivo. Esto genera microarañazos y marcas en la pintura, complicando el proceso de restauración del brillo original.

Cómo saber si la pintura está contaminada

Identificar la contaminación férrica en tu vehículo es sencillo si prestas atención a ciertas señales. Aquí te indicamos cómo reconocerla:

1. Aspereza al tacto:

  • Pasa la mano por la pintura especialmente en las zonas bajas. Si notas una textura rugosa en lugar de una superficie lisa, es probable que haya partículas incrustadas en la pintura o el barniz.
  • Es importante tener en cuenta que no todas las asperezas se deben exclusivamente a contaminación férrica; también pueden ser causadas por otros contaminantes, como partículas de sílice. Estas requieren un proceso de eliminación diferente que explicaremos en otro artículo.

2. Manchas visibles:

  • Observa detenidamente la pintura, especialmente en colores claros. Las partículas férricas oxidadas suelen aparecer como pequeños puntos amarillos, naranjas o marrones, que destacan sobre la superficie del coche.

3. Dificultad para limpiar las llantas:

  • Si las llantas lucen oscuras o presentan manchas persistentes que no se eliminan con un lavado convencional, podrían estar contaminadas por partículas metálicas. Esto sucede especialmente en el interior de la llanta y el recovecos o la zona de los tornillos.

4. Uso de productos específicos:

  • La mayoría de descontaminadores férricos, como Izer de Vonixx, cambian de color al entrar en contacto con partículas metálicas, revelando las zonas contaminadas. Este método es especialmente útil para verificar si el coche necesita una descontaminación.

Cómo deshacerse de la contaminación férrica

Eliminar la contaminación férrica es un paso esencial para mantener el buen estado de tu vehículo. Afortunadamente, existen productos específicos y un procedimiento sencillo para lograrlo. Aquí tienes una guía básica:

1. Productos específicos:

  • Los descontaminadores férricos son la solución ideal. Estos productos están formulados con compuestos químicos como el ácido tioglicólico, capaces de disolver las partículas metálicas sin dañar las superficies del vehículo.
  • Un ejemplo destacado es Izer de Vonixx, que es pH neutro, lo que lo hace seguro para usar en pintura, llantas e incluso superficies delicadas como cristales y cromados.

2. Cómo usarlos:

  • Limpieza inicial: Lava el vehículo con un champú neutro para eliminar la suciedad superficial. Esto permite que el descontaminador actúe directamente sobre las partículas férricas.
  • Aplicación: Pulveriza el descontaminador sobre la superficie contaminada, asegurándote de cubrir bien las zonas críticas como llantas y zonas bajas de la carrocería.
  • Reacción química: Deja actuar el producto el tiempo recomendado por el fabricante (generalmente entre 3 y 5 minutos). Notarás un cambio de color en el producto (normalmente a un tono morado o rojizo), que indica que está reaccionando con las partículas metálicas.
  • Cepillado (opcional): En áreas como las llantas, usa un cepillo suave para remover partículas incrustadas más profundamente.
  • Aclarado: Enjuaga abundantemente con agua a presión para retirar el producto junto con las partículas disueltas.

3. Precauciones importantes:

  • No dejes secar el producto sobre la superficie, ya que podría dificultar su eliminación.
  • Siempre trabaja en una zona sombreada y con la superficie del coche fría para evitar que el producto se evapore antes de tiempo.

Cómo proteger la pintura para evitar la contaminación férrica

Prevenir la acumulación de contaminación férrica es posible si se toman medidas de protección adecuadas para mantener la pintura y otras superficies del coche en las mejores condiciones. A continuación, te explicamos cómo lograrlo:

1. Aplicación de ceras o sellantes protectores:

  • Una capa de cera o un sellante sintético actúa como una barrera entre la pintura y los contaminantes ambientales. Estos productos evitan que las partículas férricas se adhieran directamente al barniz o la pintura.
  • Los sellantes suelen ser más duraderos que las ceras tradicionales y proporcionan una mayor resistencia a la contaminación férrica.

2. Uso de recubrimientos cerámicos:

  • Los recubrimientos cerámicos ofrecen una protección de largo plazo al crear una capa extremadamente dura y resbaladiza sobre la pintura. Esto dificulta que las partículas metálicas se incrusten en los poros de la superficie.
  • Además, facilitan la limpieza del coche, ya que los contaminantes se adhieren menos y se eliminan con mayor facilidad.

3. Lavados regulares:

  • Lavar el coche de manera regular con un champú neutro ayuda a prevenir la acumulación de contaminantes.
  • Presta especial atención a las llantas y las zonas bajas del coche, donde la contaminación férrica tiende a acumularse con mayor frecuencia.

4. Evitar estacionamientos en áreas contaminadas:

  • Si es posible, evita aparcar cerca de fábricas, vías de tren o carreteras muy transitadas, donde los niveles de partículas metálicas en el aire son más elevados.

5. Mantenimiento periódico:

  • Realiza una descontaminación férrica cada 2-3 meses, incluso si el coche parece limpio. Esto asegura que las partículas no tengan tiempo de oxidarse y causar daños.
  • Muchos coches nuevos están contaminados férricamente aunque no lo aparenten, ya que estas partículas pueden acumularse durante el transporte o almacenamiento en ambientes industriales.
aplicando cera en pintura

Por qué es importante eliminar la contaminación férrica antes de pulir

La descontaminación férrica es clave para preparar correctamente la pintura antes de pulir. Si las partículas metálicas no se eliminan:

  1. Pueden rayar la pintura: Durante el pulido, las partículas actúan como abrasivos, causando microarañazos y empeorando el acabado.
  2. Dificultan un buen resultado: La contaminación interfiere con el pulimento, dejando áreas menos brillantes o imperfectas.
  3. Afectan los tratamientos posteriores: Ceras, sellantes o recubrimientos cerámicos no se adhieren bien a superficies contaminadas.
  4. Dañan las herramientas: Las partículas desgastan las almohadillas o pad de pulido y reducen la efectividad de los productos abrasivos.

Conclusión

La contaminación férrica es un enemigo silencioso que, aunque no siempre es visible, puede causar daños significativos en la pintura, las llantas y otras superficies de tu vehículo. Detectarla y eliminarla a tiempo no solo mejora la estética de tu coche, sino que también garantiza que tratamientos como ceras, sellantes o recubrimientos cerámicos se adhieran de manera óptima, maximizando su protección.

Si tienes dudas sobre si tu coche está contaminado, te invitamos a realizar un sencillo test con Vonixx Izer. Pulverízalo sobre una pequeña sección de pintura o llantas y observa cómo cambia de color si detecta partículas férricas. ¡Es una forma rápida y eficaz de comprobar si necesitas descontaminar tu vehículo!

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